Queridos amigos,
Ha sido un gran placer para mi haber tenido los seminaristas de la Arquidócesis en San Andrés este verano. Con Michael en la rectoría, Matthew preparándose para salir, y Kyle acompañándonos en la misa de las tardes del Domingo por algunas semanas, tuvimos también otros seminaristas visitándonos. Al terminarse el verano, nuestros seminaristas regresan a clases. Michael se quedará en la rectoría por unas cuantas semanas más, ya que regresa a Roma hasta Septiembre, así que lo tal vez lo puedan ver por aquí de vez en cuando. Matthew y su familia saldrán para Mount Angel para que se acomode y esté listo para su orientación esta semana y empiece sus clases la próxima. Nos visitará para las fiestas de fin de año, así que nos pondremos al corriente con él pronto.
Me acuerdo del Domingo en el que yo salí para el seminario de Mount Angel. Con la ayuda de mi familia, cargué mi Volkswagen Jetta y empecé mi jornada al sur yo solo. No tenía la menor idea de qué esperar cuando llegara o de lo que Dios tenía guardado para mi. Llegando, me acomodaron en mi cuarto, en un modular doble con paredes tan delgadas que podia oír mi vecino en el cuarto de enseguinda tecleando. Pocos después, algunas noches despertaba y no sabía donde estaba. Desorientado, tenía que despabilarme y mirar alrededor para recorder que estaba en el seminario. Nunca había ido a escuelas católicas, así que sentía como que me habían aventado a lo más hondo. Me metí de lleno en el ambiente Católico y lo disfruté enormemente. Una de las cosas más difíciles de acostumbrarme es que no había mujeres en mis clases. Tenía que ir a clases con los mismos muchachos feos todo el día. Pero luego me acostumbré. El primer año fue para mí de gran crecimiento y descubrimiento, ya que no sabía en lo que me había metido, pero si sabía que Dios me estaba llamando a servirle. Recibía dirección espiritual y aprendía a conocer a Dios y a mí mismo. También recibía formación y mi director, el Padre John Cihak me ayudaba grandemente a conocer qué era lo que Dios me estaba llamando a ser. Él era un sacerdote joven, ordenado por solo dos años, y buen amigo de un sacerdote de Seattle con el que había estudiado en el seminario en Roma, el Padre Derek Lappe. El Padre Cihak es ahora Monseñor Cihak, trabajando en Roma para la Congregación de Obispos y es un Maestro de Ceremonias para el Papa. Apenas la semana pasada yo estaba visitando al Padre Lappe cuando Monseñor Cihak llamó por Skype y lo pude saludar. Ahora él está acompañando al Papa Francisco en su viaje a Corea del Sur.
Nunca sabemos lo que Dios tiene reservado para nosotros. Si cooperamos con Su plan, Él tiene planes para nosotros que ni siquiera alcanzamos a imaginarlos. Ese primer año de seminario fue el cimiento para los años sucesivos en los que aprendí a confiar en el plan de Dios para mí.
Junto con Matthew Lontz, tenemos otro de nuestros fieles que creció en San Andrés y va a entrar al seminario este año. Josh Schaan irá al seminario por la Diócesis de Bismark en Dakota del Norte. Allá nació y fue bautizado; después su familia se cambió para acá y luego él regresó allá para la Universidad. Josh trabajó en St. Charles en Tacoma hace algunos años. Nos ayudó muchas veces con nuestro Grupo Juvenil y retiros. El año pasado estaba trabajando como Director de Jóvenes en Massachusetts, en Martha’s Vineyard, y sintió el llamado para entrar al seminario. Saldrá para el Seminario Kenrick en San Luis. Si usted gusta enviarle alguna carta de apoyo puede enviarla ahí y seguramente se la entregarán. Como yo, el viajará solo en su Volkswagen Jetta para empezar clases pronto.
Por favor guarde a Josh, Matthew, y todos nuestros seminaristas en sus oraciones. Qué maravilloso es ver cómo Dios está trabajando en las vidas de aquellos que están abiertos a Su llamado.
Padre Jack D. Shrum