Queridos amigos,
Continuando mi carta de la semana pasada, quiero hablarles de mi visita a Stevensville, Montana. Yo nunca había oído hablar del lugar hasta llegar a San Andrés. La primera persona que me platicó de la misión de Santa María fue George Bozlee. Él me contó cómo él era de esa área y la maravillosa experiencia de escalar el Pico de Santa María con el sacerdote que celebraría la misa en la parte superior. Después Mike Sepal compartió conmigo un video de esa peregrinación que George tomó y ahora está en YouTube.
Santa María en Stevensville es la primera iglesia del Territorio de Montana, y realmente de todo el Noroeste. Fundada en 1841 por el Padre Jesuita Pierre De Smet, fue allí que los primeros cultivos se desarrollaron e introdujeron a la población nativa y de ahí los Jesuitas iniciaron la evangelización de los pueblos del Noroeste. Situado en el hermoso Valle de Bitterroot, el paisaje es magnífico y mientras yo estaba allí mi corazón se elevó rodeado de tanta belleza.
Había planeado llegar un poco antes. Tuve la oportunidad de conectar con mi amigo a quien no había visto en algún tiempo, el Padre Jesuita Sean Raftis. Él ahora está asignado a una parroquia en Townsend, MontanaT (30 millas al este de Helena), la dirección opuesta de Stevensville. Me alegro de que no dejé pasar la oportunidad de verlo, ya que pasamos un gran rato juntos. Así que llegué a Stevensville en la tarde, después de haber rezado la oración del mediodía en Missoula, en San Francisco Javier (otra hermosa iglesia) y almorzar allí. Al llegar a Santa María no sabía qué esperar, y cuando fui a la iglesia, estaba cerrada con llave. Así que fui a la oficina y las señoras muy amables y hospitalarias se ofrecieron a mostrarme la iglesia. Así que la directora de la Misión abrió la iglesia y comenzó a contarme la historia de Santa María.
La iglesia es pintoresca, como muchas de las antiguas misiones. Fue diseñada y construída por el Padre Jesuita Antonio Ravalli, quien fue asignado a Santa María mientras se establecía. Él también esculpió las estatuas, hizo la pintura de añil y pigmentos extraídos del suelo. Él construyó su propia casa y todo el mobiliario. No sólo era un sacerdote, arquitecto, constructor, artista, etcétera, también era un farmacéutico. Mientras hacía su recorrido para visitar a la gente, llevaba su equipo con los Sacramentos y su botiquín, sanando así el cuerpo y el alma. Me quedé admirado e inspirado por este extraordinario sacerdote que dio su nombre al Condado de Ravalli. Yo estaba encantado llenándome con toda esta belleza y la maravillosa historia. Entonces vi un cuadro de la Virgen y un pequeño niño Indígena y la guía se ofreció a contarme la historia.
Ella me contó cómo la Virgen se ha aparecido dos veces en Stevensville. Primero se le apareció a una niñita antes de la llegada de los misioneros. Nuestra Señora le dijo a la niña que dijera a los ancianos de la tribu Salish que se prepararan para la llegada de los Túnicas Negras (Black robes —así llamaban los nativos a los misioneros Jesuitas). Los mismos indígenas enviaron cuatro delegaciones a San Luis solicitando que enviaran misioneros al Noroeste para evangelizar a la gente. Esto se cumplió en 1841. Luego, unos pocos meses después de la fundación de la misión, cuando se preparaban para la Navidad y para bautizar a los que estaban listos para ese día, había un niño llamado Pablo, que no podía memorizar las oraciones que eran requisito para ser bautizado, probablemente por un impedimento de aprendizaje. Luego, en la Nochebuena, una hermosa señora se le apareció a Pablito. "Pablito se arrodilló y le pidió a la persona que le enseñara sus oraciones", escribió DeSmet. "De repente sintió que su mente se aclaraba y su corazón caliente (estas son las palabras con las que Pablito mismo contó su experiencia) y el recitó todas sus oraciones sin dificultad". Hay una hermosa pintura en la iglesia contando este evento y otra pintada por el Padre Ravalli que se encuentra en Missoula. Nuestra Señora es una gran maestra y qué maravilloso es el cuidado que tiene por los pequeños más necesitados de su ayuda. Que ella sea para nosotros maestra y guía para conocer a su hijo y la maravillosa vida que Él tiene para nosotros, como lo fue para Pablito.
Fr . Jack D. Shrum