Queridos amigos,
Mañana se cumple el décimo segundo Día de Navidad, 6 de Enero, la fecha tradicional de la Epifanía del Señor. Este día celebramos la manifestación de Jesús al mundo, representado por la visita de los Tres Reyes, los sabios de Oriente que han venido a adorar al Rey de Reyes. Guiados por la estrella, estos tres reyes estuvieron atentos a los signos de los tiempos y encontraron al Cristo, el Mesías, el tanto tiempo esperado Redentor de la humanidad. No sólo los israelitas, sino que todo el mundo, desde el día de la caída, estaban esperando la venida del Salvador.
Hoy es un tiempo maravilloso para que nosotros pongamos atención a las señales que Dios nos ha dado. Esto toma un poco de reflexión, y en general, somos algo perezosos cuando se trata de esto (hablo por mí mismo antes que nadie). Tenemos la tendencia a andar de acá para allá, día a día, sin realmente reflexionar sobre lo que el Señor está haciendo o hacia donde Él pueda estar llevándonos. A principios de este año los animo a pensar donde ha estado usted el año pasado. Tómese un tiempo para estar con Jesús y contar las bendiciones que ha recibido el año pasado. Tal vez ha sido un año duro, y por lo mismo necesitamos reflexionar más duro sobre las cosas buenas que nos han sucedido. Traten de ver donde Dios ha estado trabajando en sus vidas. Tal vez Él está trabajando en las cosas que no van tan bien, como diciendo que hay que cambiar de rumbo, volver a Él, empezar de nuevo.
A partir de este nuevo año, los animo a comenzar un nuevo hábito, la oración. Tal vez ustedes ya tienen este hábito. Comprométanse a más. Empiecen cada día con una oración. Al levantarse, den gracias al Señor por el día y ofrézcanselo. Pídanle que los guíe y que ordene el día de acuerdo a su voluntad, no la de ustedes (tal como lo pedimos en el Padre Nuestro). Si pueden, pasen unos minutos con Él en silencio antes de salir a sus actividades. Luego, a través del día, Él va a estar ahí a su lado para guiarlos y dirigirlos, especialmente cuando encuentren problemas o tentaciones. Él estará ahí mismo para inspirarlos a mostrar amor por los demás con una palabra amable o un acto de caridad. Marquen las transiciones de su día con una oración. En el camino al trabajo, en el almuerzo, en el camino a casa, "repórtense" con el Señor. Luego, al final del día, aparten algún tiempo para reflexionar como les fue. En silencio, tal vez delante de un crucifijo o una imagen sagrada, inicien una conversación con Dios pidiéndole que esté con ustedes y que les ayude a reflexionar sobre su día. En primer lugar recuerden las bendiciones, las cosas buenas que sucedieron y den gracias al Señor. Luego hagan un recuento de las cosas que no salieron tan bien. ¿Qué sucedió para causar la situación? ¿Cómo reaccionaron? ¿Qué podrían hacer de otra manera? Pídanle al Señor que les dé ideas para mejorar al día siguiente, cuando se encuentren con esas situaciones, tentaciones, o frustraciones. Él estará allí, listo para darles una mano. Tómenla.
Si ustedes desarrollan este hábito, el Señor se revelará a ustedes más y más. Él les ayudará a ver más claramente el plan que Él tiene para cada uno de ustedes. Junto con la Misa, donde escuchamos su Palabra y lo recibimos en la Santa Eucaristía, y el Sacramento de la Confesión, la oración diaria es la clave para estar atentos a nuestra relación con Jesús y para llegar a conocerlo y saber más y más que nos está llamando Él a ser. El hábito diario de reflexionar también nos ayudará a estar más atentos a esas cosas que hacemos que nos están alejando de lo que Dios nos está llamando a ser y así tendremos más material para nuestra próxima Confesión. No tengan miedo. Los tres reyes no conocían el plan que Dios tenía para ellos y sin embargo, con fe, salieron a su encuentro y cuando les dijo que volvieran por otro camino estuvieron muy atentos y siguieron el consejo del Señor. Podemos comenzar este año estando más atentos a donde es que el Señor nos está llevando.
Santos Melchor, Gaspar, y Baltasar, rueguen por nosotros.
Padre Jack D. Shrum