Queridos amigos,
Por fin ha llegado el mes de Mayo. Compartí este poema con ustedes el año pasado y no puedo dejar de compartirlo de nuevo. Es una fuente de inspiración y consuelo para mí al comenzar el mes dedicado a nuestra Madre Santísima. Este mes, más que ningún otro, con su nueva vida que brota exuberante, nos muestra la maravillosa fecundidad del amor puro de la Santísima Virgen María. Recordando que Mayo es el mes de la Virgen, no olvidemos que también es el mes en que recordamos a nuestras madres terrenales y damos gracias a Dios por ellas. Al disfrutar de unos días más de sol, reflexionemos sobre la nueva vida que viene de las madres. Contemplemos cómo ellas nutren esa nueva vida que se les confía. Nuestra Madre Santísima vigila, nutre y nos alimenta con leche espiritual y pura cuando nos acercamos a ella. ¡Qué bendecidos somos de tener una madre así! Honremos a nuestras madres este mes, pero por encima de todo, honremos a Mamá María. Al acercarnos a ella, siempre nos guiará suavemente en este camino de vida nueva en unión con su Hijo y nos enseñará a contemplar los misterios de Su amor.
Mayo es mes de María, y al meditar me pregunto por qué: Sus fiestas con razón, siguen las fechas de la estación Pero Señora de Mayo, ¿Por qué llenarlo con festines en su honor?
Es en toda criatura crecimiento. hierba y todo lo verde; pajarillos de rojo pecho y ojos en su tibieza forman en ellos la vida y del cascarón avecillas florecen. |
Todo se levantan, con placer a la mente trae cómo ella en su interior también Magnifica al Señor. con plateados cerezos. rematan los bosques como lagos y los mágicos cantos del cucú todo lo llenan y rebosan. dice a María que su sonrisa anuncia de Cristo el nacimiento y se exulta en Dios, que fue su salvación. |
Señora Nuestra, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Padre Jack D. Shrum