A través del tiempo y de la historia, hemos aprendido que el Señor realmente nos ama. Él quiere compartir su amor con nosotros permitiéndonos llamarlo
Padre nuestro, y dándonos a su Hijo único para caminar con nosotros. Él nos muestra lo que vamos a tener que pasar para finalmente ser recibidos y compartir su gloria eterna en el cielo. Él escogió a los doce y los preparó de una manera muy especial antes de enviarlos a predicar su Evangelio al mundo. Él dio un buen ejemplo de liderazgo, que es para servir, no a ser servido.
Esta semana se cumple un triste aniversario. La guerra de Vietnam terminó hace 40 años, el 30 de abril de 1975. Muchos miles de vietnamitas intentaron huir de Vietnam a otros países, especialmente a los Estados Unidos, debido a su temor a la nueva dictadura. La posibilidad de perder la vida siguió, incluso después del fin de la guerra. Muchas personas ni siquiera quieren recordar este evento por el dolor de haber perdido a un ser querido durante la guerra. Creo que tenemos que recordar este momento doloroso porque es una lección acerca de la importancia del papel de los líderes. Algunas acciones de entonces afectan aún las vidas de millones de personas y en generaciones venideras. Siempre voy a esperar y rezar para que el pueblo de Vietnam algún día experimente la verdadera libertad y se traten entre sí con dignidad y respeto.
La realidad es que somos humanos; no somos perfectos. Podemos esforzarnos por ser una mejor persona, o podemos dejar que nos convierten en una mala persona. Por lo tanto, tenemos que orar unos por otros y orar para que seamos buenos modelos a seguir. Debemos orar por los líderes en nuestra comunidad y en nuestra nación. Me encanta nuestro billete de dólar, no porque me encante el dinero, sino por el lema impreso en él. "
En Dios confiamos". Y el Salmo 146: "
No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación".
Vivir nuestra vida con fe y confianza en Dios no es siempre fácil. La persona que se entera de que tienen una enfermedad terminal y que pronto perderá su vida puede cuestionar la sabiduría de Dios. Viviendo sus últimos días con verdadera dignidad humana no es fácil. Creo que a todos nos gustaría pasar nuestros últimos días en esta tierra en paz y comodidad y rodeado de nuestros seres queridos. Yo estaría muy contento y feliz de tener tiempo para prepararme para mi destino eterno.
En la cuarta semana de Pascua, Jesús nos dice claramente quién es Él y quiénes somos para Él: "Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas". Jesús usó la imagen del pastor que da su vida por sus ovejas para comunicar lo mucho que nos ha amado. Cuanto más reflexionamos sobre esas palabras, mucho mejor reconocemos lo que Dios ha planeado para nosotros en esta vida. De hecho, hay una diferencia entre un ser humano y un animal. Sería absurdo para un ser humano dar su propia vida para salvar la de un animal. La diferencia entre un hombre y Dios es mucho mayor; sería absurdo que Dios diera su vida para salvar la nuestra. Sin embargo, esto es lo que Dios hizo. Se despojó de sí mismo y se hizo hombre para que pudiera dar su vida a cambio para salvar la nuestra.
Jesús también busca conducirnos a través del sufrimiento y la muerte, como lo reflexionamos en la Carta a los Hebreos. El Salmo dice: "Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad".
Jesús es el Buen Pastor que se asegura de que nada nos falte, incluso cuando pasamos por valles oscuros en los que podemos ver muy poco debido a nuestro temor. Pero esos valles oscuros son oportunidades para nosotros para agrandar los ojos de la fe. El versículo del Evangelio dice: "Mis ovejas oyen mi voz, dice el Señor; Yo las conozco y ellas me siguen". Cuando estamos en valles oscuros más dependemos de la voz y la guía del Señor. Ojalá que siempre podamos corresponder al amor de Dios y guardar sus mandamientos, y siempre estar cerca de Él, especialmente por medio de la Sagrada Eucaristía.