He resucitado y viviré siempre contigo;
has puesto tu mano sobre mí,
Tu sabiduría ha sido maravillosa. Aleluya.
Antífona de Entrada del Domingo de Pascua
Les deseo a todos una Pascua llena de bendiciones y felicidad! En este día el Señor ha destruido la muerte y restaurado la vida. En este día recordamos la vida maravillosa que se nos dio en el bautismo. Al entrar en la pila bautismal, descendemos en la muerte de Cristo; al salir, nos levantamos con Él. ¡Qué maravilloso misterio!
En todo el mundo el día de hoy, la alegría llena los corazones de los que creen en Cristo al conmemorar el gran don que se nos ha dado. La gracia de Dios llena el mundo y muchos son conmovidos por el amor que es derramado. Nuestros corazones se mueven y nos acercamos más a Jesús, a nuestro Padre Celestial, y a aquellos que amamos.
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.
(Evangelii Gaudium # 1, El Papa Francisco)
En el primer año de su pontificado, el Papa Francisco nos ha mostrado lo que significa vivir la alegría del Evangelio. Él genuinamente refleja la luz de Cristo en la buena nueva del Evangelio. Él irradia esta alegría siempre que se encuentra con el mundo. Solamente puede hacerlo porque ha tenido un encuentro con Jesús. Esta es la clave, y hoy se nos entrega también a nosotros. Cristo resucitado de entre los muertos está con nosotros hoy, como lo proclama la antífona de entrada. Al celebrar este gran día, Jesús nos está invitando a renovar nuestra amistad con Él, la amistad que empezamos en nuestro bautismo.
Muchos de nosotros hemos sido bautizados muy pequeños y damos por hecho esa amistad por la mayor parte de nuestra vida, sin realmente estar conscientes de ello. Hoy Jesús viene a nosotros y remueve esa gracia para que lo encontremos a Él de una forma nueva. Si nuestros corazones están abiertos, tenemos la oportunidad de encontrarlo y de llenar nuestros corazones del gozo del Evangelio. No hay deseo más profundo muy dentro del corazón humano que el deseo de este encuentro, esta alegría que brota de la vida y del amor de Dios nuestro creador y redentor. Él quiere compartir esa alegría con nosotros para que, como hijos Suyos, podamos irradiar ese gozo a nuestras familias, nuestros amigos, nuestra comunidad, nuestro mundo.
Dejen que la alegría de este día llene sus corazones. Cristo quiere compartir con ustedes ese profundo gozo hoy y el resto de sus vidas.
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría traída por el Señor». Al que se arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito.
Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores».
(Evangelii Gaudium #3, El Papa Francisco)
En el gozo del Señor resucitado,
Padre Jack D. Shrum