Queridos amigos,
Al celebrar estas fiestas de Navidad, la Iglesia nos quiere hacer reflexionar sobre el misterio del amor de Dios por nosotros en el contexto de la familia. Jesús vino a nosotros en una familia para mostrarnos cómo vivir en familia. Contemplando la Sagrada Familia nos inspira a imitarla y tomarla como modelo.
Reflexionando sobre el Evangelio en lo que se refiere a los problemas que tuvo la Sagrada Familia al venir Cristo al mundo, vemos que cada familia tiene sus dificultades. Vemos al Dios de todos, nacido en la pobreza absoluta en un pesebre, en una noche de frío invierno. Oímos del malvado rey Herodes que ve al pequeño bebé nacido en Belén, el Rey de Reyes, como una amenaza a su poder, por lo que mata a todos los bebés en Belén obligando a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Dios no libró a la Sagrada Familia de estas dificultades, ya que Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros. Jesús entró en nuestra humanidad completamente. Dios Padre no protegió a Su Hijo del mundo cruel y hostil que es una consecuencia del pecado original. Más bien, Jesús entró en este mundo cruel para redimirlo, para llenarlo con su presencia.
Jesús quiere ser el centro de nuestra familia para enseñarnos el camino de la confianza y el amor. La Sagrada Familia nos muestra esta camino. A través de todas sus pruebas y luchas, ellos confiaron en Dios y su voluntad para ellos. Confiaban en que lo que pasara sería para su bien y el bien de todos, ya que sabían que Jesús era el que vino a redimir lo que estaba perdido, para restaurar a la humanidad a su relación con Dios. Todo esto culmina en el misterio de la cruz. Jesús sufre y muere por nosotros para que podamos salvarnos.
Al esperar el próximo año, con sus bendiciones y desafíos, los animo a pensar en cómo poner más a Dios en el centro de sus vidas y de sus familias, para que Él mismo pueda exhortarlos y guiarlos, venga lo que venga.
Jesús, María y José, ¡los amo! ¡Salven almas!
Padre Jack D. Shrum