¡Oh, Santísimo Sacramento, Oh Sacramento divino!
Cada momento te sean dadas toda alabanza y acción de gracias.
Queridos amigos,
En esta solemnidad de El Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo, este maravilloso himno resume una gran verdad que es central para nuestra fe. Sin Jesús no somos nada. Nuestras vidas están unidas a Él y Él es la fuente de toda vida. Él dijo: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada" (Juan 15:5). También dijo: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo" (Juann 6:51).
La fuente de la vida es Cristo. Como hemos escuchado la semana pasada en el Evangelio cuando celebramos la Santísima Trinidad: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16). Envió Su Hijo a compartir su vida divina con nosotros. Esto se hace realidad en el Santísimo Sacramento del Altar, la Santa Eucaristía. En el Concilio Vaticano II, los Padres Conciliares afirmaron que la Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana. Esto se desprende de la rica doctrina de los Padres de la Iglesia, que nos han transmitido las enseñanzas de los Apóstoles.
Cuando Jesús dijo estas cosas a sus discípulos, ellos no sabían por completo lo que quiso decir. De hecho, muchos se fueron después del Discurso sobre El Pan de Vida, diciendo, "'Este dicho es muy duro; ¿Quién puede aceptarlo?". Como resultado de esto, muchos de sus discípulos volvieron a su antigua forma de vida y ya no lo acompañaron" (Juan 6:60-66). Cuando se fueron, Jesús se volvió a los doce y les preguntó: "¿Ustedes también quieren dejarme?" Pedro responde audazmente: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (Juan 6:67-69).
A veces tenemos que hacer una profesión de fe como San Pedro, sobre todo en los momentos de prueba o duda. Alimentamos esta fe yendo a la Fuente de la Vida y pasando tiempo con Él. Él está en el tabernáculo todo el tiempo, esperando a que usted lo visite. Este Viernes 27, en el que celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, haremos adoración a través de la noche en San Andrés. Ven a pasar un tiempo con Jesús y conocer este maravilloso misterio de nuestra fe. Jesús está realmente presente en Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad en la Santísima Eucaristía, y Él quiere compartir su vida divina con usted. A Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos.
Padre Jack D. Shrum