Siguiendo el ejemplo de San Andrés, nuestro Santo patrón, con humildad procuramos:
• Escuchar el llamado de Dios mediante la verdad de la Iglesia Católica,
• Responder en amor con actos de caridad y misericordia,
• Crecer continuamente por medio de los sacramentos y la oración diaria, y
• Proclamar la Buena Nueva de acuerdo a nuestra vocación.