Queridos amigos,
Ruego que todos hayan tenido un maravilloso Día de San Valentín. San Valentín fue un sacerdote, martirizado en el año 269 en Roma. Él es el santo patrón de los apicultores, parejas de novios, epilepsia, desmayos, saludos, matrimonios felices, amor, amantes, la plaga, los viajeros y los jóvenes. San Valentín fue un testigo valiente de la fe y el amor de Dios ya que, como Él, dio su vida por la fe. ¿Cuánta gente sabe sobre el origen de este día? Recuerdo haber disfrutado del día cuando era niño, ya que era una gran oportunidad para agarrar dulces en la escuela. Sin embargo, puedo recordar la presión que se imponía en nosotros interna y externamente para tener un "Valentín". He oído a algunos pequeños lamentar el hecho de que tienen que dar “valentines” y que hay la expectativa de reciprocidad cuando uno recibe un valentín especial. Rezo por nuestros más pequeños en esta cultura en que vivimos. Acabo de leer hoy que en una escuela secundaria en la Costa Este algunos niños recibieron rompecabezas de la película “50 Shades of Grey” y cuando los papás le preguntaron al director, éste no supo responder. ¿Cómo estas cosas entran en la escuela? Bien lo sabemos.
El enemigo siempre está buscando pervertir lo bueno. El amor es una gran cosa. Dios es amor. Uno de los resultados del amor es que une a un hombre y una mujer en el momento y en el contexto adecuado, en el vínculo del Santo Matrimonio. Este amor conduce a un encuentro íntimo que expresa ese amor en un acto que dice, "Soy completamente tuyo, para siempre. Te doy todo de mí mismo y estoy abierto a la vida que Dios quiere hacer surgir de esta relación al entregarnos uno al otro por el resto de nuestras vidas". Esto es lo que comunica el acto conyugal o matrimonial. Es una cosa hermosa cuando se da en este contexto y no por motivos egoístas o lujuriosos. Aunque podría parecer una buena cosa fuera del matrimonio, la fornicación pervierte el fin para el que fue destinado el acto y conduce a la desintegración, porque el acto es entonces una mentira, ya que, aunque la pareja puede disfrutar del momento, se han mentido entre sí ya que no se han comprometido uno al otro exclusivamente para el resto de sus vidas. Esto lleva a todo tipo de dificultades en la relación y en las relaciones futuras.
Al mirar a Dios, Él siempre nos guiará por el camino del amor verdadero. Él no puede hacer otra cosa, ya que Él es AMOR. Algunos piensan que sus mandamientos son gravosos, que Él sólo está tratando de impedirnos disfrutar de estas cosas buenas. Como todos ustedes, padres, lo saben, este es un punto de vista muy adolescente y sólo confiando en el Dios que nos ama podemos tratar de ver que es por nuestro bien y nuestra felicidad eterna que Dios pone estos límites morales. Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos y no vamos a dejar que ellos hagan cosas que les hagan daño; pero no importa cuánto nos esforcemos, tienen una voluntad libre y harán lo que quieran sin importarles si salen lastimados o no. Algunos de nosotros aprendemos de la manera difícil, pero no es necesario. Tenemos que decir a nuestros hijos la verdad acerca de este maravilloso proyecto de amor de Dios por nosotros. Si no enseñamos eso a nuestros hijos, entonces van a aprender la versión pervertida en el mundo que les rodea. No podemos protegerlos de ella, pero podemos contrarrestarlo con la verdad sobre el plan amoroso de Dios para sus hijos. Vamos a hacer todo lo posible para ayudarles en este sentido en las clases del catecismo y en el grupo de jóvenes, pero tenemos la gran responsabilidad de educar a nuestros hijos en casa, de hablar de estas cosas, y de ser ejemplos de ese amor de Dios para nuestros hijos. Yo estaría dispuesto a enseñar específicamente sobre este asunto a los padres de familia, en una noche de Q & A (preguntas y respuestas). Háganme saber si ustedes están interesados y vamos a ponerle fecha y hora. Como en todas las cosas, estoy orando por ustedes y sus hijos a medida que tratamos de crecer en el maravilloso amor de nuestro Salvador, que derramó su vida por nosotros en la cruz. Al comenzar la Cuaresma, ojalá que podamos tener siempre ese amor sacrificado ante nuestros ojos.
Padre Jack D. Shrum