Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Hechos 1:13-14
¡Qué maravilloso es admirar esta imagen de la Virgen orando, rodeada por los apóstoles y otros discípulos¡ Fue así que se preparaban para la venida del Espíritu Santo, el Abogado que Cristo prometió que Él enviaría después de Su resurrección. Siguiendo sus instrucciones, ellos fueron y se dedicaron a orar. La imagen que muestro aquí, pintada por El Greco, no le hace justicia al original, que se exhibe en el Museo del Prado en Madrid, España. He estado ahí, admirándolo, en dos ocasiones. La centralidad de María y de su importancia es sorprendente. Ella es la figura central rodeada por los discípulos. Ella los estaba guiando en su oración, así como ella nos guía y nos enseña a orar. Ya bendecida por su encuentro íntimo con el Espíritu Santo en la Anunciación, ella está allí para recibir el gran don de Dios en este día maravilloso.
Después de haber recibido el Espíritu Santo, los apóstoles salen. Apóstol significa "uno que es enviado". En los siguientes capítulos del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos enteramos de cómo Pedro y los demás partieron y audazmente predicaron el Evangelio que habían recibido. Confirmados como Católicos, también nosotros hemos recibido este don y somos enviados a encender el mundo igual que los primeros discípulos. Santa Catalina de Siena dijo: "Si usted es lo que usted debe ser, usted le prenderá fuego al mundo". No vamos a encender el mundo en llamas de una sola vez, pero si estamos atentos al Espíritu Santo Él nos mostrará cada momento de cada día cómo vamos a encender un fuego en nuestros corazones y compartirlo con los que nos rodean. Mientras más luces encendemos en los corazones de los demás, más brillará la luz de Cristo para que todos la vean. ¡El Espíritu Santo viene a nosotros con sus siete dones en el sacramento de la Confirmación y los dones se mueven en nosotros HOY!
Pídele a Dios que prenda esa llama en tu corazón, para que enciendas el mundo en llamas.
¡Ven, Espíritu Santo!
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor
—y su deleite estará en el temor del Señor—
Isaías 11:2-3